lunes, 1 de septiembre de 2008

Leopolda

She comes in colors ev'rywhere
when She combs her hair
Coming, colors in the air
Oh, everywhere
She comes in colors


Hoy voy a contarles la historia de Leopolda. Nació el 25 de Junio de este año, junto con sus hermanitos. No sé exactamente si fue de los mayores o los menores, pero lo que sí sé es que fue de los primeros en abrir los ojitos. Nacieron en la habitación de mis papás, y cuando entraba a verlos (a los bebés) caminaban todos hacia mis pies e intentaban subir. Desde el principio, Alfred no les daba mucho de comer y entonces tuvimos que comprar un biberón. Les daba leche con azúcar y luego les quedó la adicción, jaja. Yo quería ponerles nombre a todos, pero mi mamá dijo que sólo me tocaba ponerle nombre a uno y elegí a la gatita con los ojos más abiertos. Entre Andoni y yo elegimos el nombre, él propuso "Leopolda" y "Felisa". A mí me gustaban los dos, me imaginaba cómo se vería con esos nombres cuando fuera mayor, en un momento me había decidido por "Felisa" pero el nombre "Leopolda" se me hacía tan tierno que al final quedó con ese nombre. Terminando de hablar con Andoni corrí a la habitación de mis papás para cargarla y decirle por primera vez "Hola Leopolda!!!". Las otras gatitas negras tardaron un poco más en tener nombre, y mi hermana y yo les decíamos "las Leopoldas". Después los gatitos se mudaron al baño y ahí estuvieron un tiempo hasta que su mamá entró a la casa y los llevó al jardín. Ahí les pusimos su casita y un nido. Leopolda se enfermó una semana después y se fue el 21 de Agosto.


No escribiré detalles sobre ese día porque es muy duro para mí, he escrito lo anterior porque necesitaba hacerlo. Los días siguientes a ese han sido también duros. Andoni me ha ayudado mucho diciéndome que ella fue feliz mientras estuvo aquí. Y ahora, conforme van pasando los días, me doy cuenta de que sus hermanos y su mamá son felices, así como lo fue ella y así como debo serlo yo. A Leopolda la quise mucho, la quiero y la voy a querer siempre porque es muy importante para mí y sé que yo también lo era para ella.

Para tenerla conmigo me he hecho este collar. Es Leopolda corriendo entre las flores, así está ella ahora. Y yo estoy feliz por poder llevarla conmigo y por haber comprendido al fin, que siempre va a estar conmigo, con collar o sin collar.

Te quiero mucho, Leopolda.
Alejandra