viernes, 18 de enero de 2008

Pájaros de Colores






Érase una vez una inmensa selva donde todos los pájaros eran blancos, negros o una mezcla de ambos colores. En esta selva vivía una enorme serpiente verde. Una mañana, mientras paseaba entre las plantas, la serpiente vio unas flores rojas. Una tras otra empezó a comérselas, ñam, ñam, ñam, y acabó con todas.
Siguió su camino y, por casualidad, alcanzó a verse su propia cola. Volvió la cabeza para fijarse mejor. Tenía manchas rojas por todo el cuerpo. “¡Qué raro!” pensó la serpiente, “pero hacen bonito.”
Más tarde, la serpiente encontró unas flores azules, y ñaca, ñaca, ñaca, se las zampó todas. Luego giró la cabeza para verse el cuerpo. En efecto, estaban empezando a salirle manchas de un azul vivo. La serpiente estaba encantada, y continuó devorando todas las flores que encontraba a su paso.
Al acabar el día, tenía la piel cuajada de manchas amarillas, naranjas, moradas y rosas. “No hay serpiente en el mundo más hermosa que yo,” siseó, enroscando el cuerpo para poder admirarlo mejor.
Los pájaros estaban muy enfadados. Se agruparon en torno a la serpiente graznando y piando. “Mira lo que has hecho,” dijeron a coro. “Has dejado la selva sin flores. Antes era de colores y ahora es toda verde.”
La serpiente sabía que los pájaros tenían razón, y sintió mucha vergüenza. Se fue a un rincón apartado y se sacudió y se retorció hasta que se le rasgó la piel. Poco a poco, se desprendió de ella y, dejándola abandonada, se alejó serpenteando con una piel nueva de color verde. Los pájaros no tardaron en encontrar la piel. La partieron en pedazos con sus picos, y se cubrieron las alas y el cuerpo con ellos. Al instante, sus plumas se volvieron rojas, azules, naranjas, amarillas, moradas y rosas. Cada pájaro se llevó un trocito de piel. Incluso los diminutos colibríes aprovecharon pedacitos de rojo para la garganta, y de amarillo para las alas. Los pájaros se repartieron toda la piel de serpiente y, de este modo, adquirieron sus alegres colores.

Y todavía los siguen luciendo, como comprobará quien se adentre en las selvas de Sudamérica.


Gorrión, Cacatúa, Guacamaya y Guacamayo Jacinto. Hechos a mano con fieltro, a excepción de las partes de color amarillo, que fueron hechas con un magirel y los ojitos son bordados con hilo de colores.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Parecen reales!

Anónimo dijo...

Esas aves estan muy buenas.
Muy ricas!
Como que las miras y te alimentas la vista.

Me gusta que les tomes fotos en paisajes.
Así los haces ver mas reales

y lo real... es lo genial

Lentejuela dijo...

Gracias por sus comentarios!

Anónimo dijo...

me gustan los guacamayos jacintos,, mas bien por el nombre,, porque realmente todos estan bonitos los q pusiste y la vdad si parecen reales o noup??

uri

Lentejuela dijo...

Síi, tienen un nombre bonito. El nombre Hermenegildo y Jacinto son nombres que se me hacen bien tiernos ^_^
Sí, me han dicho que parecen reales. Me gusta que la escenografía sea real, para resalten y se vean muy bonitos.

Abuela Creativa dijo...

Qué bonita leyenda. No la conocía. Saludos desde Uruguay

Valery dijo...

jajaja no me fije bien en las fotos hasta que lei uno de los comentarios que decian parecen reales, y cuando me sorprendi al darme cuenta de que eran de tela los pajaros!! estan divinos !!